- Pues yo lo quiero con el nombre de Una del Montón- me contestó impasible.
Ahí quedó la conversación ... días después aquí está el estuche.
Tardé como una hora y media en hacerlo, mucho más tiempo que la media habitual. Mientras lo hacía pensaba en Lucas y en la ilusión que le haría cuando viera que finalmente tendrá un estuche único de "Una del Montón".
Tiene un "Montón" de imperfecciones y una caligrafía que bien podría ser de un niño de 4 años ... pero ahí está ... bien rematado, con un bonito forro y con un lacito rojo que facilita la abertura del cierre. Este estuche si que no es " Uno del Montón" o quizá si, pero tiene algo que es diferente.
Ya lo tengo empaquetado para dárselo mañana, cuando nos encontremos, como cada jueves, junto al edificio gris.