jueves, 27 de mayo de 2010

27 de Mayo. Día 7


Hoy nos hemos trasladado. De vuelta a la sala TRONO. La sala que nos vio nacer.La sala donde empezó todo. la sala donde hace más de un año ensayábamos sin saber muy bien que era lo que queríamos hacer. La sala para la que creamos Una del Montón y en la que pensamos que solamente ahí haríamos bolos.La sala que apostó por nuestro trabajo y que nos dio la oportunidad de mostrarlo.
Volver a la TRONO es como jugar en tu propio campo. Siempre que vamos allí estamos más tranquilas... conocemos el espacio perfectamente y nos resulta cómodo. El sonido es diferente... no hace falta apretar los acordeones, no hace falta apretar los pies... todo suena.
Hoy estamos muy cansadas. El insomnio de Ana no la abandonó hasta las 4,00 de la madrugada y contando que se levanta alas 6,00h solamente ha dormido 2 horas. Yo acuso el estado de todos estos días. Todavía me encuentro en un estado de ensueño, de apenas ser consciente de lo sucedido. Solamente el tiempo irá poniendo los sentimientos en su sitio.
Las horas de antes transcurren con calma... con demasiada calma yo diría... es más, con esa calma que asusta y que parece que te va a jugar una mala pasada. Pero no...
La sala de nuevo llena, cuarto día que llenamos la TRONO. Empieza la pieza...
Ahora la disfruto, la entiendo, la gozo, la investigo, la dejo que vaya sola, la controlo, la suelto, la observo, dejo que suceda, dejo que me sorprenda, no me da miedo, la saboreo, la aprieto, la relajo, la hago grande, pequeña... juego con ella. Me encanta. Y me encanta el estarla compartiendo con toda la compañía.
La pieza me sonríe y me invita a jugar con ella. Hace que durante una hora pueda evadirme de todo lo demás. Una del Montón da la vuelta a la situación y me presenta la cara de la vida, lo bonito de la misma. Una del Montón ahora mismo, hace que abra la ventana y que tome aire fresco...
Nada más que decir... y muchas cosas que callar.!La de cosas que han pasado desde que comenzamos, enero del 2009 ¡ El poco tiempo transcurrido y la de cosas sucedidas.
Ahora me toco el reloj de mi muñeca... pienso... y decido dejar de escribir y poner una foto de los primeros ensayos. Solamente hay que vernos las caras para saber que esto tenía que tirar para delante, aunque todavía ni lo sabíamos, ni lo intuíamos ni siquiera lo creíamos.

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