Y cuando el sol ya despuntaba, arranca de las entrañas una nieve que nos deja a todos parados. Literalmente parados, y eso hace que me quede en casa y que no pueda ir a dar clase...y eso hace que mientras que voy llamando una por una a mis alumnas vaya escuchando lo que sucede en la calle. A primera hora de la tarde, silencio, apenas ya pasan coches, y de pronto, las voces de los niños y de los que no son tan niños me sorprenden con sus diminutas guerras de bolas, que hace que entre en mi una añoranza de la niñez, en la que nada me preocupaba y los eventos se sucedían. En la que el tiempo pasaba lento y era más consciente del transcurso de la vida. Y el recuerdo me lleva a pensar en mi familia, en los que están lejos, en mi prima, en mi madre...y eso hace que la alegría se mezcle con la pena y con la esperanza de disfrutar de las pequeñas cosas que hacen que la vida sea cada día un poquito diferente.
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