domingo, 23 de mayo de 2010

23 de Mayo. Día 5


Hoy es domingo. No hemos hecho nunca la pieza un domingo. Por la mañana me levanto con un dolor en la espalda que me hace recordar que llevo desde el miércoles sin parar. Ayer Marc me decía- Controla, que ya nos conocemos- a lo que yo le contesté- Si, que luego se me rompen los gemelos-. La lesión olvidada, ahora después de 10 meses a pleno rendimiento; quizá pasan cosas más importantes que hacen que esté menos pendiente de mi cuerpo. Esta mañana me costaba arrancar y no he arrancado hasta las 19,00h.
Mini rojo nuevo... que arranca suavemente y que es automático. Me planteo ir como el mini, poco a poco de manera automática hasta que por fin arranco.
Estiramos y estiramos... cada día calentamos según las necesidades. Hoy no tenía muy claro que hacer pero poco a poco vamos en camino. Decidimos una canción para la salida de la gente de la sala... coincidimos en la canción que queremos poner.
Mientras que es la hora del maquillaje, hora de la laca, hora de los peines, hora de empezar, oímos como la gente va llegando y piden por sus reservas.
Oigo a Miri, que dice cuatro entradas a nombre de Miriam. Me alegra que esté, que haya llegado... dudé de saber si sabía la hora exacta para la cita, pero luego pensé que la sabría.
Miri, Marta, Kim, Jessi, Laura, Tato, Nerea, Marisol,Miriam y Melina... hoy toca bailar para ellos y para todos los demás. Julian en primera fila con mirada atenta, observa. Hoy está Roberto, pero ya no me preocupa que esté... no pienso tanto en no salirme de sus direcciones sino que confió en el trabajo hecho durante la semana. Y pienso también en bailar para él.
Nudo en la garganta, zapatos diferentes, conversación con Marc, manos entrelazadas, un pensamiento común que hoy no se hace palabra... simplemente se siente. La voz de Ana diciendo vamos, y un arranque de confianza.
Las caricaturas de Manolo, es todo un artista... al final de la semana que viene tendremos el camerino lleno de dibujos. Dibujos de Una del Montón, bajo la mirada de Manolo que nos cuida un montón.
Antonio es quien tira ahora los pases y los clava. Andreu dice que ya no hace falta que venga, pero nosotras queremos que siga viniendo al igual que queremos que venga Roberto, aunque sea al final, aunque sea para cenar. Se ha creado una pequeña familia, un pequeño espacio para nosotros donde estamos bien. Es un auténtico lujo trabajar juntos.
Sala casi llena. Aplausos y emoción, mucha emoción. Me emocionan los aplausos. Me emociona que el público valore nuestro trabajo. A la hora de saludar me siento pequeñita, como una niña. Entre el público Lluïsa de sorpresa, con su largo cuello aplaudiendo y sonriendo. La miro y me emociono, se cae la lagrimita como dice Antonio...
Y las emociones se desbordan y son calmadas por la compañía. Y claro, es normal... ayer tocó un ataque de risa hoy toca otro tipo de ataque que de igual manera alivia.
Regina vive en el barrio y nos estaba esperando, solo porque pasaba por ahí... con su bicicleta. Un abrazo y un beso.
Buena semana en el Espai Brossa. Yo tampoco he elegido, pero no me quejo... va bien Una del Montón.

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