domingo, 18 de abril de 2010

Experimento


Antes de la película,
en la que los actores hicieron lo posible
para conmoverme e incluso hacerme reír,
proyectaron un curioso experimento
con una cabeza.
La cabeza
ahora estaba cortada, todo el mundo pudo ver que no había tronco.
Por la nuca colgaban las tuberías del aparato
gracias al que la sangre circulaba todavía.
La cabeza
se encontraba bien.
Sin señales de dolor , o siquiera de sorpresa,
seguía con la mirada el movimiento de la luz de una linterna.
Movía las orejas cuando sonaba un timbre.
Con su nariz húmeda sabía distinguir
entre el olor a tocino y la inodora inexistencia,
y lamiéndose con evidente gusto
segregaba saliva en honor a la fisiología.
Fiel cabeza de perro,
bondadosa cabeza de perro,
cuando la acariciaban, entornaba los ojos
creyendo que era todavía parte de un todo
que encorvaba el lomo bajo una caricia
y meneaba la cola.
Pensé en la felicidad y sentí miedo.
Porque si sólo de eso se trataba en la vida,
la cabeza
era feliz.

Wislawa Szymborska

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